Asma, Rinitis Alérgica y Embarazo.
Las enfermedades crónicas han pasado ha tener un papel preponderante en los países desarrollados, así por primera vez en USA el 51% de los asegurados estaban usando al menos un medicamento para controlar una de estas enfermedades (Asma, hipertensión, depresión, colesterol).
Las enfermedades crónicas han pasado ha tener un papel preponderante en los países desarrollados, así por primera vez en USA el 51% de los asegurados estaban usando al menos un medicamento para controlar una de estas enfermedades (Asma, hipertensión, depresión, colesterol).
El asma es posiblemente la más común de las condiciones crónicas que complican al embarazo.
Existe consenso entre los especialistas en que la embarazada debe recibir un tratamiento óptimo que controle el asma y no deteriore la calidad de vida de la madre y permita un desarrollo fetal normal. No hay duda de que un buen manejo del asma es mucho más seguro para la embarazada que el continuar con sus síntomas.
El tratamiento del asma debe incluir un buen manejo de la rinitis alérgica. Hasta un 80% de los adultos tienen también rinitis y entre un 20 a 50% de los riníticos son portadores además de asma.
La presencia frecuente de molestias nasales en la embarazada hace olvidar la pesquiza de alergia como causa de estas molestias. Cada vez es más claro que el asma y la rinitis alérgica constituyen una enfermedad única de la vía aérea. La mejoría o el empeoramiento de la rinitis se asocian con una mejoría o deterioro del asma.
Una rinitis no controlada puede agravar un asma o ser el gatillante de una crisis asmática que puede disminuir en forma significativa la oxigenación fetal. Un asma severo o mal controlado se asocia con complicaciones maternas como preeclampsia, hemorragia vaginal y parto complicado y complicaciones fetales como falta de crecimiento intrauterino, hipoxia neonatal, nacimiento de pretérmino, bajo peso al nacer, mortalidad perinatal, lo que no ocurre en las embarazadas con su asma bien controlada.
En un tercio de las embarazadas el asma mejora, en otro tercio empeora y en el otro tercio no cambia. El controlar y evitar los alergenos y gatillantes permitirá reducir el uso de medicamentos.
La FDA ha categorizado los medicamentos para uso en embarazadas como A, B, C, D y X. A y B pueden usarse sin problemas y X están contraindicados.
Los medicamentos preferidos son los corticosteroides inhalados (orales y nasales) pues mejoran la función pulmonar y reducen el riesgo de exacerbaciones agudas. En el asma más severa se pueden asociar brondilatadores de acción prolongada. En general los descongestionantes (tipo C) no son recomendados sobre todo en el primer trimestre, los antihistamínicos son clasificados somo B con excepción de la desloratadina, fexofenadina e hidroxicina que se consideran C, al igual que las teofilinas. Las cromonas y modificadores de leucotrienos como B. El uso de otros medicamentos debe ser evaluado cuidadosamente por el médico tratante y el obstetra.
No se recomienda iniciar inmunoterapia y las embarazadas que están en ella se sugiere mantener las dosis y no subirlas.
En resumen un buen control del asma y de la rinitis alérgica evitará complicaciones tanta a la madre como al niño.
En resumen un buen control del asma y de la rinitis alérgica evitará complicaciones tanta a la madre como al niño.
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